Derivas Urbanas

Derivas Urbanas
“Caminar no nos lleva en principio a ninguna parte luego nos permite llegar a cualquier lugar.”
Mostrando entradas con la etiqueta Octavio Paz. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Octavio Paz. Mostrar todas las entradas

18 mar 2018

"No hay nada más vasto que las cosas vacías" Francis Bacon

Traigo a colación una serie de citas extraídas del libro "Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante" de Luciano Concheiro. Me interesa el sistema de citas sobre todo las referidas al artista Gabriel Orozco y su texto "Materia Escrita" del que Concheiro extrae parte de sus tesis. Reflejo aquí a vuela pluma algunas que creo pueden ser pertinentes para el tema que nos ocupa, ese paisaje intermedio, esa "zona" que como en el Stalker de Tarkovsky es un campo de posibilidades, una borradura de tiempo y espacio donde todo es posible.

Andrei Tarkovsky, Stalker, 1979

 Man Ray Terrain Vague, (original y recortada) 1929  

Para Cartier-Bresson la fotografía es encontrar el momento decisivo que resume la esencia de la situación, la cámara era una extensión del ojo y atrapa la vida y la preserva en el acto mismo de vivir. Las fotografías de Gabriel Orozco manifiestan una posición antagónica a la de Cartier-Bresson no son un simulacro inmóvil de un instante, lo explica así:
"La fotografía mata, diseca. Aparenta poesía es casi cine, casi pintura. Es medicina. Suero. La peor de las ilusiones, legitimada por nuestra ceguera y nuestra ansia posesiva. La fotografía no es un arte. Es un arte caminar y saber ver lo que sucede. vemos lo que sucede, no las fotos (...) Caminar y observar: la fotografía es solo el registro de ese arte, el arte de la presencia. Caminar, ver y presentarse. Esa cosa se nos presenta y nosotros la podemos ver. Eso es un arte. La foto lo registra (siempre mal). El arte de estar ahí y percibir lo que sucede. El arte de descubrir. El arte de esperar que las cosas se revelen. De esperar que el tiempo se detenga."  Materia Escrita p. 49

Las fotografías de Gabriel Orozco nos invitan a una mirada contemplativa a encontrar en lo cotidiano, en lo poco importante, en los intersticios de los grandes símbolos presencias de instantes dilatados.

En "Materia escrita" Gabriel Orozco señala: «Un libro cerrado no es arte.» En tal caso, estamos ante un objeto, una «cosa libro», de tinta y papel, que se transforma en poesía o narrativa gracias a la lectura. Curiosamente, ese proceso no acaba en el lector; exige una posdata: el comentario sobre lo leído. Nadie disfruta en silencio absoluto. El deseo debe contagiarse.
Frente al espectáculo y lo grandilocuente está lo minúsculo, lo que pasa desapercibido, lo anónimo.
"El arte decepciona. No es espectáculo y no es entretenimiento. Es una banqueta. Un foco, un ruido. No es nada del otro mundo. es concebida decepción, cosa casi real y aburrida para los espectadores del espectáculo"
El instante está contenido en los gestos simples: no en lo extraordinario, ni en lo excepcional, sino en la más sencilla cotidianidad.
...lo central son las pequeñas acciones... es una experiencia por eso necesita de una praxis. Para Antonio Labriola en la praxis se va "de la vida al pensamiento, y no del pensamiento a la vida"
"Mover las cosas con los pies. patear, patear. Un gesto simple que permita la contemplación"
"Patear una lata, aplaudir, eructar, tronar los dedos, pestañear, besar. El accidente, la revelación, la interrupción (lo que nos manda a otro estado). La calle, el exterior, externar el ruido del otro."

Lo posible es un infraleve. La posibilidad de que varios tubos de colores lleguen a ser un Seurat es "la explicación" concreta de lo posible como infraleve. Marcel Duchamp, Notas p. 20-39

Sobre el  instante escribe Luciano Concheiro citando a Gabriel Orozco que a su vez cita a Octavio Paz:
"Todos hemos vivido - aunque casi siempre lo olvidamos- un momento en que la sucesión temporal se rompe. Un momento de epifanía, comunión, visión. A pesar de su naturaleza fugitiva, a través de esos momentos todos hemos vislumbrado nuestra realidad real, nuestra verdadera patria. Somos de allá, un allá que es un aquí. (..) al caminar, por una ciudad populosa o un paisaje solitario, ante un muro que se cierra o ante el mar que se abre, ante la muerte o en la alegría al ver un árbol y dos nubes. En soledad o en compañía. No, el tiempo no es puramente sucesión: hay rupturas que llamamos, no muy exactamente, epifanías: momentos en que transciende la sucesión. No somos mera temporalidad"

Sobre la experiencia Poética escribe Octavio Paz en "El Arco y la Lira" "Cada vez que el lector revive de veras el poema, accede a un estado que podemos llamar poético. La experiencia puede adoptar esta o aquella forma, pero es siempre un ir más allá de sí, un romper los muros temporales, para ser otro". 
"La poesía pone al hombre fuera de sí y, simultáneamente, lo hace regresar a su ser original: lo vuelve a sí. El hombre es su imagen: él mismo y aquel otro. A través de la frase que es ritmo, que es imagen, el hombre -ese perpetuo ser llegar a ser- es. La poesía es entrar en el ser."

Las imágenes poéticas presentan en un solo momento, una pluralidad de eventos contradictorios. Anulan las diferencias y las oposiciones. Los principios lógicos y los criterios de sucesión temporal resultan inoperantes. Frente a la metáfora, hay exclusivamente percepción. Las barreras conceptuales desaparecen y entramos en comunión: un encuentro con la otredad en el que se vuelve evidente que yo soy tú y esto es aquello.
Como decía Bachelard en la poesía "el tiempo no corre. Brota".
Genera un tiempo que se opone a la prosa basado en la sucesión, si nos incorporamos al ritmo del poema experimentamos un tiempo suspendido.
De nuevo Octavio Paz: " La experiencia poética es un abrir las fuentes del ser. Un instante y jamás, un instante y para siempre. Instante en el que somos fuimos y seremos. Nacer y morir en un instante. En ese instante somos vida y muerte, esto y aquello.

"Tregua de vidrio
el son de la cigarra
taladra rocas"

Admirable
aquel que ante el relámpago
no dice: la vida huye...

Matsuo Basho

  Gabriel Orozco, Aliento sobre piano (Breath on Piano), 1993
  Gabriel Orozco, De techo a techo (From Roof to Roof) 1993
  Gabriel Orozco, Pelota en el agua (Ball on the water), 1994



28 oct 2015

“Merece lo que sueñas” (PUNTOS DE PARTIDA)

Aprender a dudar es aprender a pensar, decía Octavio Paz y esto me vuelve a llevar al problema del paso del tiempo a las desapariciones, a lo que se desvanece, a las poéticas del tránsito de las que hablábamos ayer en clase.
Esta es la fotografía de Josef Koudelka a la que me refería, el momento justo de la invasión soviética en Praga. Un reloj marca un tiempo que ya ha dejado de existir con el mismo clik de la propia instantánea. 
Las avenidas vacías, tiempo en espera, como la ilusión de un instante detenido para siempre, para que no ocurra, para que no pase lo que ha de ocurrir.
El tiempo reversible de la ciencia aquí no opera, la irreversibilidad late en el humus de lo vivo.
Koudelka ha seguido fotografiando los cambios, las imágenes panorámicas de la Europa central postcomunista, un mundo en desaparición, que pronto ya no existirá, como los paisajes entrópicos de Robert Smithson, o las heterotopías de Foucault: 


Josef Koudelka 1968. CZECHOSLOVAKIA. Prague. August  Warsaw Pact troops invade Prague.

Josef Koudelka 1987 FRANCE. Hauts-de-Seine. Parc de Sceaux. 1987.

El espacio que habitamos, que nos hace salir fuera de nosotros mismos, en el cual justamente se produce la erosión de nuestra vida, de nuestro tiempo y de nuestra historia, este espacio que nos consume y avejenta es también en sí mismo un espacio heterogéneo. (...) vivimos en el interior de un conjunto de relaciones que determinan ubicaciones mutuamente irreductibles y en modo alguno superponibles.
Michel Foucault / Los espacios otros


 Josef Koudelka 2009. Shu'fat Refugee Camp, overlooking Al 'Isawiya, East Jerusalem

  Josef Koudelka 1993. CZECH REPUBLIC. Black Triangle region (Ore Mountains). The limit of a coal-mine

 Josef Koudelka 1991. CZECHOSLOVAKIA. Region of the Black Triangle (Ore Mountains). 


 “Merece lo que sueñas” 
(PUNTOS DE PARTIDA)
I
PALABRAS, ganancias de un cuarto de hora arrancado al árbol calcinado del lenguaje, entre los buenos días y las buenas noches, puertas de entrada y salida y entrada de un corredor que va de ninguna parte a ningún lado.
Damos vueltas y vueltas en el vientre animal, en el vientre mineral, en el vientre temporal. Encontrar la salida: el poema.
Obstinación de ese rostro donde se quiebran mis miradas. Frente armada, invicta ante un paisaje en ruinas, tras el asalto al secreto. Melancolía de volcán.
La benévola jeta de piedra de cartón del jefe, del Conductor, fetiche del siglo; los yo, tú, él tejedores de telarañas, pronombre armados de uñas; las divinidades sin rostro, abstractas. Él y nosotros, Nosotros y Él: nadie y ninguno. Dios padre se venga en todos estos ídolos.
El instante se congela, blancura compacta que ciega y no responde y se desvanece, témpano empujado por corrientes circulares. Ha de volver.
Arrancar las máscaras de la fantasía, clavar una pica en el centro sensible: provocar la erupción.
Cortar el cordón umbilical, matar bien a la Madre: crimen que el poeta moderno cometió por todos, en nombre de todos. Toca al nuevo poeta descubrir a la Mujer.
II
Hablar por hablar, arrancar sones a la desesperada, escribir al dictado lo que dice el vuelo de la mosca, ennegrecer. El tiempo se abre en dos: hora del salto mortal.
Palabras, frases, sílabas, astros que giran alrededor de un cetro fijo. Dos cuerpos, muchos seres que se encuentran en una palabra. El papel se cubre de letras indelebles, que nadie dijo, que nadie dictó, que han caído allí y arden y queman y se apagan. Así pues, existe la poesía, el amor existe. y si yo no existo, existes tú.
Por todas partes los solitarios forzados empiezan a crear las palabras del nuevo diálogo.
El chorro de agua. La bocanada de salud. Una muchacha reclinada sobre su pasado. El vino, el fuego, la guitarra, la sobremesa. Un muro de terciopelo rojo en una plaza de pueblo. Las aclamaciones, la caballería reluciente entrando en la ciudad, el pueblo en vilo: ¡himnos! La irrupción de lo blanco, de lo verde, de lo llameante. Lo demasiado fácil, lo que se escribe solo: la poesía.
El poema prepara un orden amoroso. Preveo un hombre-sol y una mujer-luna, el uno libre de su poder, la otra libre de su esclavitud, y amores implacables rayando el espacio negro. Todo ha de ceder a esas águilas incandescentes.
Por las almenas de tu frente el canto alborea. La justicia poética incendia campos de oprobio: no hay sitio para la nostalgia, el yo, el nombre propio.
Todo poema se cumple a expensas del poeta.
Mediodía futuro, árbol inmenso de follaje invisible. En las plazas cantan los hombres y las mujeres el canto solar, surtidor de transparencias. Me cubre la marejada amarilla: nada mío ha de hablar por mi boca.
Cuando la Historia duerme, habla en sueños: en la frente del pueblo dormido el poema es una constelación de sangre. Cuando la Historia despierta, la imagen se hace acto, acontece el poema: la poesía entra en acción.
Merece lo que sueñas.
Octavio Paz, Libertad bajo palabra, Cátedra, Madrid, 1990.


Josef Koudelka 2012. JORDAN. Amman