Derivas Urbanas

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“Caminar no nos lleva en principio a ninguna parte luego nos permite llegar a cualquier lugar.”
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3 nov 2015

Cómo diseñar un croissant. "Nunca resuelve un problema sin crear 10 más". Metodologías constructivistas, o enseñar desde la resolución de problemas...

Cómo diseñar un Croissant, Enric Miralles

Tengo la fortuna de tropezar con este artículo en el País Digital y no puedo menos de traerlo a este foro, a veces necesitamos oír otras voces, que son ecos de nuestra propia forma de ver la relación alumno-profesor: "Xavier Giménez, profesor titular de Química Física de la Universitat de Barcelona (UB) desde hace 22 años, ha escuchado “Los experimentos con gaseosa” de boca de muchos colegas en repetidas ocasiones. A sus 52 años puede presumir de haber salido de su zona de confort para apostar por una metodología en la que las clases se destinan a la resolución de problemas en grupo. La teoría la aprenden los estudiantes en casa.
Giménez ha desarrollado un nuevo material didáctico para cada una de las asignaturas que permite al alumno entender los contenidos en solitario desde casa. La clave es segmentarlos por capítulos y pasarlos al estudiante de forma pautada. Una vez finalizada la lectura, se le proponen diferentes problemas que deberá resolver en clase, solo o en grupo, una opción que este docente considera óptima, ya que permite a los estudiantes convencerse de cuál es el argumento correcto. Para ello, los chicos cuentan con dos profesores en clase que van resolviendo sus dudas."

“Eso no quiere decir que el profesor no explica, sino que sustituye su propia narrativa por otra adaptada a lo que preguntan los alumnos. Es la clave del profesor moderno”.

A qué os suena?

Texto completo:
El País digital


The Architect Says: Quotes, Quips, and Words of Wisdom (public library)

Traigo aquí una entrada que publiqué en otro Blog de la asignatura "Estrategias de identidad. Cuerpo, memoria y lugar" y que viene muy a cuento para estas reflexiones:

Sobre la relación vertical y académica o si es posible otra forma de relacionarse en un aula.

Rancière a partir de la experiencia de Jacotot, analiza los principios de su teoría y los compara con el sistema educativo y social moderno, basado en la admisión de la desigualdad entre saber e inteligencia.

Recomendable: Rancière, J. (2002) El maestro Ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación Intelectual, Barcelona, Laertes.
Texto
Entrevista a Jacques Rancière

-Para el neófito, la única forma posible de enseñar es explicando. ¿Cómo hacer para que, sin explicaciones, un niño, o un adulto entiendan lo que no conocen?
-Joseph Jacotot consiguió demostrar que el método de la explicación constituye el principio mismo del sometimiento, por no decir del embrutecimiento.

-¿Podemos recordar el comienzo de esa aventura singular?
-La historia comenzó cuando Jacotot, un apreciado filósofo y pedagogo en Francia, se instaló en Bélgica por razones políticas durante la Restauración (1814-1830). Allí fue contratado por la Universidad de Lovaina para enseñar francés. Jacotot, que no sabía una palabra de holandés, distribuyó a sus alumnos una versión bilingüe del Telémaco de Fénelon y los dejó solos con el texto y con su voluntad de aprender. Sorprendentemente, pocos meses después todos eran capaces de hablar y de escribir en francés sin que el maestro les hubiese transmitido absolutamente nada de su propio saber. Jacotot dedujo entonces que sus alumnos habían utilizado la misma inteligencia que usa un niño para aprender a hablar. ¿Qué hace un niño pequeño? Escucha y retiene, imita y repite, se corrige, tiene éxito gracias al azar y recomienza gracias al método. Todo sin ningún maestro.

-Y así nació la teoría de la “educación universal” o “método Jacotot”. En el nivel empírico, ¿podríamos decir que el maestro ignorante es aquel que enseña lo que él mismo ignora?
-Así es. Según Jacotot, es posible enseñar lo que uno ignora si uno es capaz de impulsar al alumno a utilizar su propia inteligencia.

-Esa osadía hizo temblar a toda la Europa intelectual, desde Bruselas hasta San Petersburgo.
-Porque la osadía de Jacotot consistió en oponer la “razón de los iguales” a la “sociedad del menosprecio”. En realidad, el objetivo de ese apasionado igualitarista era la emancipación. Jacotot pretendía que todo hombre de pueblo fuese capaz de concebir su dignidad humana, medir su propia capacidad intelectual y decidir cómo utilizarla. En otras palabras, se convenció de que el acto del maestro que obliga a otra inteligencia a funcionar es independiente de la posesión del saber. Que era posible que un ignorante permitiera a otro ignorante saber lo que él mismo no sabía; es posible, por ejemplo, que un hombre de pueblo analfabeto le enseñe a otro analfabeto a leer. Y aquí llegamos al segundo sentido de la expresión “maestro ignorante”.

-¿Cuál es?
-Un maestro ignorante no es un ignorante que decide hacerse el maestro. Es un maestro que enseña sin transmitir ningún conocimiento. Es un docente capaz de disociar su propio conocimiento y el ejercicio de la docencia. Es un maestro que demuestra que aquello que llamamos “transmisión del saber” comprende, en realidad, dos relaciones intrincadas que conviene disociar: una relación de voluntad a voluntad y una relación de inteligencia a inteligencia.

-Pero usted dice que no hay que equivocarse sobre el sentido que tiene esa disociación.
-Hay una forma habitual de interpretarla: como una disociación que intenta destituir la relación de autoridad magistral para remplazarla solo por la fuerza de una inteligencia que ilumina otra inteligencia. Ese es el principio de innumerables pedagogías antiautoritarias.

-¿Como la mayéutica socrática, en la que el maestro finge la ignorancia para provocar el saber? 
-Así es. Pero en la teoría de Jacotot, el maestro ignorante opera la disociación de una forma totalmente diferente. En realidad, haciendo creer que su objetivo es suscitar una capacidad, la mayéutica busca demostrar una incapacidad. Sócrates no solo demuestra la incapacidad de los falsos sabios, sino también la incapacidad de todo aquel que no es llevado por el maestro por la buena senda, sometido a la buena relación entre inteligencia e inteligencia. El “liberalismo” mayéutico no es más que la variante sofisticada de la práctica pedagógica ordinaria, que confía a la inteligencia del maestro el trabajo de llenar la distancia que separa al ignorante del saber.

-¿Y Jacotot invierte el sentido de la disociación?
-Sí. Para él, el maestro ignorante no establece ninguna relación de inteligencia a inteligencia. El maestro es solo una autoridad, una voluntad que ordena al ignorante que haga su camino. Es decir, echa a andar las capacidades que el alumno ya posee, la capacidad que todo hombre demostró logrando sin maestro el más difícil de los aprendizajes: aprender a hablar.

-Pero volvamos a los defectos del método explicativo. ¿Por qué la explicación es “el principio mismo del sometimiento”?
-El problema reside en la lógica misma de la razón pedagógica, en sus fines y sus medios. El fin normal de la razón pedagógica es el de enseñar al ignorante aquello que no sabe, suprimir la distancia entre el ignorante y el saber. Su instrumento es la explicación. Explicar es disponer de elementos del saber que debe ser transmitido en conformidad con las capacidades supuestamente limitadas de los seres que deben ser instruidos. Pero muy pronto esta idea simple se revela enviciada: la explicación se acompaña generalmente de la explicación de la explicación. Hay que recurrir a los libros para explicar a los ignorantes lo que deben aprender. Pero esa explicación es insuficiente: hacen falta maestros para explicar a los ignorantes los libros que les explicarán el conocimiento.

-Un proceso que podría volverse infinito.
- si la autoridad del maestro no pusiera un punto final, transformándose en el único capaz de decidir dónde las explicaciones ya no necesitan seguir siendo explicadas. Jacotot creyó poder resumir la lógica de esta aparente paradoja: si la explicación puede llegar a ser infinita es porque su función esencial es la de volver infinita la distancia misma que ella está destinada a reducir.

-¿Se podría decir entonces que la utilización de la explicación es mucho más que un medio práctico al servicio de un fin?
-Es un fin en sí misma. Es la verificación de un axioma primario: el axioma de la desigualdad. Explicar algo a un ignorante es, ante todo, explicarle que no comprendería si no se le explicara. Es demostrarle su incapacidad. La explicación se presenta como el medio para reducir la situación de desigualdad en la que se hallan los que ignoran en relación a los que saben. Explicar es suponer que hay, en el tema que se enseña, una opacidad específica que resiste a los modos de interpretación y de imitación mediante los cuales el niño aprendió a traducir los signos que recibe del mundo y de los seres hablantes que lo rodean. Esa es la desigualdad específica que la razón pedagógica ordinaria pone en escena.

-Usted va más lejos en su libro y afirma que esa desigualdad específica, ese axioma “desigualitario” es el modelo con el que funciona el sistema social. En consecuencia, la oposición filosófica se transforma también en oposición política.
-Exactamente. Esa oposición no es política porque denuncia un saber ejercido desde arriba en beneficio de una inteligencia de abajo. Lo es en un nivel mucho más radical porque atañe a la concepción misma de la relación entre igualdad y desigualdad. Jacotot demuestra que la lógica explicativa es una lógica social, una forma en la cual el orden “desigualitario” se representa y se reproduce.

-Los años en que se produjo la polémica en torno al método de Jacotot corresponden, en efecto, al momento en que se instaló en Europa un proyecto de orden social nuevo, basado en la demolición de la Revolución francesa.
-Es el momento preciso en que se quería terminar con la revolución. En que se pretendía pasar de la edad “crítica” de la deconstrucción de las trascendencias monárquicas y divinas a la edad “orgánica” de una sociedad que reposara en su propia razón inmanente. Es decir, una sociedad que armonizara sus fuerzas productivas, sus instituciones y sus creencias, y que las hiciera funcionar según un único régimen de racionalidad. Y ese paso de la edad crítica y revolucionaria a una edad orgánica exigía, ante todo, resolver la relación entre igualdad y desigualdad.

-Ese proyecto no tiene, según usted, muchas diferencias con nuestras sociedades orgánicas actuales.
-El proyecto de sociedad orgánica moderna es un proyecto de mediaciones que establecen dos elementos esenciales entre lo de arriba y lo de abajo: un tejido mínimo de creencias comunes y posibilidades limitadas de desplazamiento entre los distintos niveles de riqueza y de poder.

-Y el maestro ignorante es aquel que se sustrae a ese juego.
-Sí, en el acto de oponer la emancipación intelectual a la mecánica de la sociedad y de la institucionalización progresivas. Oponer la emancipación intelectual a la institucionalización de la instrucción del pueblo es afirmar que no hay etapas en la igualdad. Que esta es una, entera, o no es nada.


Un ejemplo actual: Las órdenes de los inspectores de la Educación Nacional en la escuela francesa con respecto a la enseñanza de la lengua española son: no enseñar la gramática, no hacerle preguntas, dejarle comprender la lógica de la lengua, dejarle formular sus propias preguntas...
¿No os suena a chino?
Henry Miller, decía: "Soy de la orden cuyo objeto no es enseñar una lección al mundo, sino explicar que la escuela ha acabado"
¡El arte no puede ser escuela!


Orson Welles: Ese fue el regalo que me traje a [ciudadano] Kane ... la ignorancia.

Supongo que conoceréis a Isaac Asimov, si no es así os recomiendo que rellenéis esa laguna rápidamente, en 1988 hablaba así de las nuevas formas de aprendizaje, adelantándose como en tantas otras cosas a su tiempo:


Coda:
Para mí, cada día es algo nuevo. Me acerco a cada proyecto con una nueva inseguridad, casi como el primer proyecto que hice, y me entran los sudores, pero empiezo a trabajar, no estoy seguro de adónde voy - y si lo supiera, no lo haría.
Frank Gehry

Para Einstein “sin lo eternamente inalcanzable en el campo del arte y la investigación científica, la vida habría parecido ... vacía."

En un brindis por Albert Einstein. "Nunca resuelve un problema sin crear 10 más".


Si os parece pensamos sobre esto en clase, que obviamente no está en la universidad, sino en las calles de la ciudad, la mejor de las Aulas posibles.

12 feb 2013

Joseph K y la cartografías del habitar

Proyectos 2CT.
El arte es un deporte de combate
(La sociología es un deporte de combate, Pierre Bourdieu)

Como afirma Pierre Bourdieu, "el papel de la arquitectura no se discute, se da por sentado" el como afecta la confuguración del espacio ciudadano a los comportamientos de sus habitantes no se cuestiona y esta aparente invisibilidad crítica es lo que la dota de un poder tremendamente eficaz "los efectos ideológicos de mayor éxito son aquellos que carecen de palabras y no demandan más que un silencio cómplice" escribe Bourdieu.
http://pierre-bourdieu.blogspot.com.es/


Espacio social y prácticas sociales según Pierre Bourdieu.  
Bourdieu, Pierre. Raisons pratiques. París: Seuil, coll. Points, 1996, p. 21

proyectos talla S  
1. Joseph K  y la cartografías del habitar:



Para J.G. Ballard,  "La ciencia-ficción debe interesarse por el aquí y ahora, no por el lejano futuro sino por el presente, no por los alienígenas sino por lo que está ocurriendo en el mundo."
Walter Benjamin en "Imaginación y sociedad" describe la novela de Kafka como "Experiencia del hombre moderno en la gran ciudad (...) del ciudadano del estado moderno, que se sabe entregado a un inabarcable aparato burocrático, cuyas funciones dirigen instancias no demasiado precisas para los órganos que las cumplen, cuanto menos para los que están sujetos a ellas"

A partir de la obra de Franz Kazka: El Proceso y su adaptación al cine por Orson Welles en 1962, analizaremos algunos problemas actuales referidos a la ciudad y sus escalas, a los vacíos y a las aglomeraciones, a lo repetitivo y a lo único.




Como punto de partida trabajeremos con y en el anillo de circunvalación M40 de Madrid.

Caracterización de la ciudad contemporánea:

1: La ciudad dormitorio: módulos repetitivos, techos bajos, estancias pequeñas, etc
2 semanas
2. Las estructuras del poder, sedes de grandes corporaciones, edificios administrativos, etc
2 semanas
3. Calles / anillos de circunvalación: estaciones, aeropuertos, transbordadores e intercambiadores, etc
2 semanas
4. Arquitectura del consumo, o las nuevas cárceles: Grandes Centros  Comerciales. "Ya no estás encerrado, estás endeudado" "Compro, luego existo" Barbara Kruger
2 semanas
Metodologías:
Mapeos, documentación fotográfica y audiovisual, relatos y archivos, usos y tipologías del suelo y edificios, clases y tipos de habitantes, deconstrucción de los discursos del consumo, medios de representación de masas, etc.

Link a página Urban Drifts como os comenté tiene una buena estructura de proyecto.
Link a web de Juan Freire tiene textos y reflexiones interesantes sobre las problemáticas de la ciudad contemporánea









Para Cortázar, construir puentes significa conciliar los extremos, buscar con ansiedad un lugar propio, experimentar la nostalgia y la pérdida como nuevos rumbos para estimular el crecimiento personal.
"Porque un puente, aunque se tenga el deseo de tenderlo y toda obra sea un puente hacia y desde algo, no es verdaderamente puente mientras los hombres no lo crucen. Un puente es un hombre cruzando un puente."
Julio Cortázar, Libro de Manuel, p. 27.
"No me importa quién haga las leyes de un pueblo si yo puedo escribir sus baladas" decía Borges y eso me recuerda la película Seis grados de separación, cuando el protagonista Will Smith explica la importancia de la imaginación a sus anfiriones, marchantes de arte neoyorkinos, en base a una explicación implícita en el libro de J.D. Salinger "El guardián entre el centeno"
Conexiones, relaciones, procesos de reubicación de lo ya conocido:

Fragmento del diálogo de Will Smith:
-Un profesor suplente en Long Island fue despedido de su trabajo por pelearse con un alumno. Algunas semanas después, regresó al aula, disparó al estudiante, sin éxito, tomó como rehenes a toda la clase, y luego se disparó, esta vez con éxito. Este hecho me llamó la atención. La última frase en el Times, en la que un vecino describía al profesor como un buen chico, siempre estaba leyendo El Guardián entre el Centeno. Ese cretino de Chapman, el que asesinó a John Lennon, confesó que lo hizo porque quería llamar la atención del mundo hacia El Guardián entre el Centeno, y que la lectura de este libro sería su defensa. John Hinckley, el loco que disparó contra Ronald Reagan y su secretario de prensa, dijo que para conocer su defensa lo único necesario era leer El Guardián entre el Centeno. Le pedí prestada una copia a una amiga mía porque quería saber lo que había subrayado. Y leí este libro para descubrir por qué esta conmovedora, hermosa y sensible historia publicada en julio de 1951, se había convertido en este manifiesto de odio.
Empecé a leerla, y era exactamente tal como la recordaba. Todos los personajes son unos farsantes. Página dos: "Mi hermano está en Hollywood prostituyéndose". Página tres: "¡Qué patán tan pretencioso era su padre!". Página nueve: "La gente nunca se da cuenta de nada". Luego, en la página 23, se me pusieron los pelos de punta. ¿Recuerdan a Holden Caulfield, el arquetipo de joven sensible, con su gorra roja de cazador? ¿una gorra para la caza del ciervo? "Qué te lo has creído. Me la quité y la miré con un ojo cerrado, como si estuviera afinando la puntería. Es una gorra para cazar gente. Yo me la pongo para matar gente". Este libro prepara a la gente para vivir una vida como jamás hubieran soñado. Y en la página 99: "Preferiría tirar a un tío por la ventana, o cortarle la cabeza a hachazos, que pegarle un puñetazo en la mandíbula. Me revientan las peleas a puñetazos, lo que más me asusta es ver la cara del otro tío".

Me terminé el libro, y es una historia conmovedora; es cómica, en el sentido de que el protagonista desea hacer tanto y no puede hacer nada. Odia toda falsedad y solo miente y miente a los demás. Desea caer bien a todos, pero resulta aborrecible y completamente egocéntrico. En otras palabras, una imagen bastante acertada de un adolescente masculino.
Pero lo que me alarmó de su lectura, no es tanto el libro en sí mismo, sino el aura que lo envuelve. El argumento del libro es primordialmente la parálisis: el chico es incapaz de funcionar. Y al final, antes de que pueda huir y empezar una nueva vida, comienza a llover, y se derrumba. Bueno, no tiene nada de malo escribir sobre la parálisis emocional e intelectual. Puede que incluso, gracias a Chejov y a Samuel Beckett, el argumento sea bastante moderno. Las extraordinarias últimas líneas de Esperando a Godot: "Adelante. Sí, adelante". Indicación escénica: ninguno se mueve.
Pero el aura que desprende el libro de Salinger, que debiera ser leído por todos excepto por jóvenes adolescentes, se traduce en lo siguiente: refleja con la distorsión de un espejo de un parque de atracciones y amplifica como un altavoz distorsionado una de las grandes tragedias de nuestro tiempo: la muerte de la imaginación. Porque, ¿qué otra cosa es la parálisis?

La imaginación ha sido tan degradada que, en lugar de constituir pieza fundamental de nuestra existencia, ahora se considera como algo que está fuera de nosotros mismos. Como la ciencia ficción. O para emplearla en combinar las rodajas de mandarinas con las chuletas de cerdo. Por cierto, ¡qué receta tan imaginativa! Y La Guerra de las Galaxias: ¡Cuánta imaginación! Y Star Trek: ¡Qué derroche de imaginación! Y El Señor de los Anillos, con todos esos enanos: ¡Cuánta imaginación!

La imaginación ha pasado de ser nuestro lazo más personal e íntimo, y me estoy refiriendo a una especie de vínculo de nuestro ser interior con el mundo exterior que compartimos. ¿Qué es la esquizofrenia sino el aterrador estado en el cual lo que sucede aquí dentro no coincide con lo que ocurre ahí fuera? ¿Por qué la imaginación se ha convertido en un sinónimo de estilo? Yo creo que la imaginación es el pasaporte que nosotros creamos para ayudarnos a conducirnos dentro del mundo real. Creo que la imaginación es meramente otra manera de denominar aquello que nos pertenece más íntimamente. Jung dijo: "El mayor pecado es ser inconsciente". Nuestro Holden nos dice: lo que más me asusta es ver la cara del otro tipo, no sería tan duro si ambos tuviéramos los ojos vendados. La mayoría de las veces, las caras que confrontamos no son las de los otros, sino la de nosotros mismos. Y les aseguro que es el peor tipo de cobardía: tener tanto miedo de uno mismo, que te vendas los ojos en vez de enfrentarte contigo mismo. Enfrentarnos a nosotros mismos. Eso es lo difícil. La imaginación es ese regalo de Dios que nos hace soportable el hacer examen de uno mismo.
Seis grados de separación
 
En este blog hay unas entradas interesantes sobre Satnley Milgram:


Stanley Milgram I — Obediencia


Stanley Milgram II – Seis grados de separación

Stanley Milgram III – Desconocidos familiares y otros experimentos
 

Película El Proceso Orson Welles, 1962



En El Proceso se encuentra una pequeña obra maestra, Ante la Ley, un relato que Kafka publicó de manera independiente y que aparece en medio de este texto. Es un texto muy corto, como de una hoja, y es la llave que abre y cierra el relato. Es posiblemente su creación más hermética, Orson Welles inicia su película con esta historia:

Ante la ley
Franz Kafka
Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.

-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.


La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:


-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.


El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta.


Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este acepta todo, en efecto, pero le dice:


-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.


Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino.


-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.


-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?


El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:


-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.