Derivas Urbanas

Derivas Urbanas
“Caminar no nos lleva en principio a ninguna parte luego nos permite llegar a cualquier lugar.”
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15 may 2016

“Transcurre pero no pasa”

“Transcurre pero no pasa” es la frase con la que comienza László Krasznahorkai la  novela, Melancolía de la resistencia. Hace referencia a  que las páginas escritas que se van a leer a continuación son solo una ficción, por mucho que los hechos y personajes se puedan parecer a la vida real.


El director de cine húngaro Béla Tarr, sigue el mismo principio en el documental de ficción rodado en la “puszta” la gran llanura húngara,  Utazás az Álföldön (Viaje por la Llanura (1995)


“Transcurre pero no pasa”.

Transcurre el tiempo, transcurre el paisaje, transcurren los lugares y transcurren los textos del poeta Sándor Petofi.
Todo el cine de Tarr está ahí:
Planos secuencia largos y lentos, movimientos de cámara envolventes, travellings acompañando el movimiento del narrador… desplazamientos del personaje por un espacio real, pero sin referentes, indiferenciado...
La puesta en escena está al servicio del mundo interior reflejado en la voz del narrador, a su vez demiurgo del poeta.

"Mi vela oscila débilmente
Estoy solo…
Ando en círculos por mi habitación.
De mi boca cuelga mi pipa.
Los fantasmas del pasado planean sobre mí.
Ando, ando y veo…
La sombra del humo en la pared
Y reflexiono sobre la amistad."

El poeta es el único que puede entender lo que hay más allá de la noche, expresa el rostro enmarcado por la pátina dorada de una lámina de agua mansa crepuscular.  



“Solo los lunáticos lo escuchan, cuando llega la terrible hora febril… y también el moribundo cuando su vida cuelga de un par solo de hebras de telaraña; uno más lo escucha, un tercero: el poeta que sueña despierto, el poeta meditativo entiende los misterios de esas voces fantasmales pero no puede hablar de ello.
No le preguntéis…
Lo olvida en el momento en que llega.”

En Tarr como en Brueghel, el acercamiento al paisaje siempre es real, se produce por inmersión, lentamente. El mundo sigue girando, la gente trabaja en sus quehaceres, como en “La Caída de Ícaro” y ni se dan cuenta de la gran tragedia que sucede a su lado.

Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569) Paisaje con la caída de Ícaro 1554-55 Óleo sobre lienzo
«Ningún arado se detiene porque un hombre muera” Proverbio flamenco.

"Aquí estoy en medio de la llanura rígido como una estatua.
La planicie está cubierta por un silencio sepulcral.
Igual que un cadáver se cubre con un sudario.
A lo lejos siega un hombre, se detiene, afila su guadaña…
El sonido no me llega, solo veo el movimiento de sus manos.
Y ahora mira hacía aquí.
Se fija en mí, pero yo ni siquiera muevo los ojos…
¿En qué piensa que estoy pensando?"

Brueghel se disfrazaba de campesino y se hacía pasar por un invitado para asistir a las bodas del pueblo llano y tomar apuntes para sus cuadros.
Tarr utiliza a la gente real que vive en los pueblos, aldeas y ciudades pequeñas a la vez que actores profesionales. Los espacios son los propios lugares que conocen y frecuentan, los campos, las calles embarradas del pueblo, las propias casas y tabernas donde se emborrachan y desahogan las penas, multitud de detalles insignificantes, prescindibles son recogidos por la cámara, hasta los mosquitos que asedian al narrador. 

"La vida ni siquiera vale más que una vasija rota que se cae de la cocina y en cuyos bordes el viejo mendigo lame la comida reseca."

Las obras de Tarr sugieren cierta metafísica. Lo consigue creando una sutil tensión visual entre lo onírico y lo hiperreal, aproximándonos a otra forma de conciencia.  Lo hace a través de la firme creencia, de que es la poesía y el arte, lo único capaz de colocar a los seres humanos en un nivel más allá de la contingencia diaria.
Y esto me acerca al espacio de Giorgio de Chirico, donde algo tan real como una plaza, es despojada de sus atributos contingentes, como el bullicio de la vida, parando los relojes.
Chirico sabe que el tiempo y el espacio son solo una ilusión y los representa abstrayendo y sintetizando el espacio que es luz y sombra. La luz, es luz solar, se hace dura y por tanto cegadora, y la sombra se hace negra pues una propiedad de la sombra, es la oscuridad. La tensión que se produce entre una y otra, la lucha no resuelta, es el tema del cuadro.


 Giorgio de Chirico. Enigma de un día, 1914

Quizás la obra más conocida de Béla Tarr sea Werckmeister Harmóniák (2000) y en ella se produce esta tensión permanente, siempre a punto de estallar sin que esto suceda del todo. Hay una escena en que los protagonistas Janos y su tío el profesor György Eszter pasean por la ciudad, es parte de un plano secuencia largo, transcurre del minuto 1:05:19 al 1:07:00. El punto de vista del paseo es un plano corto. La cámara los sigue enmarcando solo sus rostros, como si ésta fuera un caminante más a su lado, solo se oye el sonido rítmico de los pasos y el viento en contra. La propia escena es un modelo visual de las dudas del profesor György Eszter, sobre la principal autoridad teórica musical Andreas Werckmeister y su teoría de las armonías tonales. Eszter lo culpa del callejón sin salida al que ha conducido a la estética musical, y piensa en una nueva teoría completamente distinta que permita que entren los sonidos de la vida.
Tarr nos presenta la otra vía, los ritmos de los pasos, la vida es música, los sonidos corrientes, pueden tener una belleza diferente de la canónica, sí, pero belleza al fin.

"¿Qué es de la risa?
¿Qué, del suspiro cuando se apaga su sonido?
¿Y qué es del cerebro cuando deja de pensar?

¿Y el amor, y el odio, cuando se van del corazón?"


Béla Tarr,  Werckmeister Harmóniák (2000) corte del paseo 1:05:19 a 1:07:00. min. from Antonio Rabazas on Vimeo.

4 mar 2016

El viaje inmóvil

En este último tramo de la asignatura de proyectos, alternamos las tutorías de proyecto individual con las salidas de las aulas, con el objetivo principal de relacionar los problemas teóricos con las prácticas artísticas contemporáneas. Desde la oferta expositiva disponible, organizamos las salidas en función de la temática, recabando siempre la presencia de los artistas. Pensamos que no hay nadie mejor que el propio autor, para establecer un discurso claro y honesto en torno a su propio trabajo, con la ventaja añadida de servir de modelo metodológico, es necesario un saber hacer y un pensar sobre lo hecho.  
Por otra parte vamos estableciendo un acercamiento normalizado a la galería, como lugar donde se produce el hecho artístico, y a los galeristas como agentes necesarios para su visualización y difusión.

En el primer cuatrimestre tratamos los problemas del espacio a través del texto de George Perec “Especies de Espacios”. Trabajamos escalarmente en formato de  micro-proyectos conceptos espaciales como la página, la cama, la habitación, el apartamento, el inmueble, la calle… a la ciudad.
Pero ¿Qué hay más allá de la ciudad? ¿Dónde acaba? ¿Qué sucede en esos espacios intermedios? Desde la civitas, lo urbano y el urbanita ¿Cómo se ve un bosque?
¿Tiene algún sentido trabajar en el paisaje sin la experiencia, sin el recorrido, sin el haber estado ahí?

Dice Martin Seel que el paisaje es un aparecer, que tiene la doble condición de ser permanente y de apariencia. Esto lo hace algo engañoso, pues en la medida en que se convierte en una percepción estética, en objeto estético, en su esencia es apariencia. Todo paisaje tiene dos dimensiones, la espacial y la temporal. La apariencia surge de la dimensión temporal. Por tanto la duración, la persistencia y el movimiento, son necesarios para que surja la aparición, el paisaje por tanto es un percibir demorado, es una visión lenta.  Para Cézanne, el arte debía transmitir la apariencia de todos sus cambios; si la naturaleza es siempre la misma, lo que se nos manifiesta nunca permanece.

Decía Deleuze que “el nómada hace el desierto” y Baudelaire acerca de Poe, “que atravesaba la vida como un Sáhara”. Iain Baxter introducía carteles en las cunetas de las carreteras “Está Vd. en medio de un paisaje” o en la obra titulada “Un paisaje en cuarto de milla” tres carteles  jalonaban la calzada, el primero “En breve entrará Vd. en un paisaje de ¼ de milla”,  en el centro, “Empiece a mirar” y al final “Ya no mire nada”
Las obras de Baxter nos introducen en las banderas de Tito Pérez Mora, que son, sino “carteles” que re-significan el paisaje, que lo transforman en objeto estético, que nos dan a ver algo que no existe, una apariencia surgida de una acción lenta y demorada. Decía Alan Roger que convenía diferenciar dos modalidades de la operación artística, dos maneras de intervenir sobre el objeto natural, de “artificar” la naturaleza. La primera es directa, consiste en inscribir el código artístico en la sustancia corporal in vivo o en el lugar in situ; la segunda indirecta in visu, por mediación de la mirada, se elaboran modelos autónomos pictóricos, escultóricos, fotográficos, etc. más económicos y más sofisticados. Tito Pérez Mora trabaja desde las dos modalidades el trabajo en el lugar in situ y la construcción de unos modelos gráficos y fotográficos que aluden a procesos y procedimientos más complejos como la diferencia entre desnudo-lugar como algo concreto,  y desnudez-paisaje, como una construcción siempre abstracta.

Julio Sarramián nos planteó el problema opuesto, el paisaje sin actores. Paul Virilio caracteriza el paisaje contemporáneo por ser un paisaje sin actores, sin vivencias y se refiere a Google Earth, como el ojo que todo lo ve, que hace accesible el mundo pero a la vez lo aplana y lo homogeiniza. ¿Qué son las pinturas planas de color artificial de Julio, sino un ejemplo de la visión de Virilio? Un espacio de “enlaces”, de “sitios” un espacio virtual en geografías virtuales, en el que un paisaje es un conjunto de enlaces que se constituyen en lienzo, no es una montaña, o un valle, es un “nudo” de comunicaciones electrónicas. No representan paisajes sino las formas generales de percepción contemporánea.

Intercambiamos la experiencia por la comunicación, el caminar por la ubicuidad total de internet y a esta nueva realidad, lo llamaremos “El viaje inmóvil”  y como nos gusta lo subimos al título de la entrada. Es un buen título pero surge de una idea que planteó Marc Augé en su Tiempo en Ruinas,  se refiere a que podremos gestionar la inmovilidad ¿pero seguiremos siendo viajeros? El homo comunicans transmite y recibe informaciones y no duda de lo que es. El viajero trata de existir, de formarse y nunca sabrá quién o qué es.

Bourriaud, en su texto Topocrítica, plantea que una geografía crítica comienza por ser una crítica de las fuentes visuales con las que se elabora. De dónde provienen las imágenes, cuál es su naturaleza, quién las lee y las interpreta. Bajo el concepto de arte topocrítico argumenta que hay manifestaciones artísticas que van más allá de la representación de un espacio humano evidente, que engloban más información, de datos estadísticos, de satélites, de GPs, que producen “otros viajes” y otras realidades.
Daniels y Cosgrove en su Introduction: Iconography  and Landscape, abundan en este aspecto: “Un paisaje es una imagen cultural, una forma visual de representar, estructurar o simbolizar los alrededores. Pueden representarse con diversos materiales y sobre muchas  superficies: en pintura sobre  lienzo, por escrito sobre papel, en tierra, piedra, agua y vegetación en el suelo. El paisaje de un parque es más palpable, pero no más real ni menos imaginario, que una pintura o un poema sobre un paisaje. De hecho, el significado de los paisajes verbales, visuales y construidos procede de una compleja historia entretejida.”

En estas tres últimas semanas, nos hemos acercado a dos estrategias de acercamiento al paisaje desde la visita a dos exposiciones actuales Geodesia de Julio Sarramián en Herrero de Tejada y 1/8 de Tito Pérez Mora en Twin Gallery.
Las dos artistas nos han hablado no solo de sus exposiciones, sino de todo el proceso anterior, los proyectos previos que han ido conformado paso a paso los resultados actuales, en la línea defendida por Augé: “El paisaje es el espacio que un hombre describe a otros hombres.”
Esperando que haya sido fructífera no tanto por lo mirada atenta y por la percepción consciente, allí en las galerías ante sus obras y con ellos, sino por la necesaria reflexión posterior y la posible articulación para con uno mismo,  y por qué no, en proyectos futuros, seguiremos caminando.

 Geodesia. Julio Sarramián. Herrero de Tejada. 
Encuentro con curso de proyectos Antonio Rabazas

  Geodesia. Julio Sarramián. Herrero de Tejada. 
Encuentro con curso de proyectos Antonio Rabazas

1/8. Tito Pérez Mora. Twin Gallery. 
Encuentro con curso de proyectos Antonio Rabazas